jueves, 24 de agosto de 2006

Cuando sus amigos le preguntaron a un Diógenes enfermo qué debería hacerse con él después de su muerte, Diógenes respondió:
-¿Por qué me preguntáis? Arrojadme en medio del campo.
-¡Cómo! -le replicaron-. ¿Quieres que te echemos a los pájaros o a las bestias?
-No. Poned un garrote a mi lado para que pueda defenderme de él.
-¿Con qué propósito?-dijeron ellos-. No tendrás ya ni sentido ni fuerza para usarlo.
Y exlamo Diógenes:
-Entonces, ¿por qué habré de sentir dolor si las bestias me devoran?

De los prejuicios Morales, David Hume

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sea la vida.