jueves, 22 de diciembre de 2005

Navidad

Rojo, todo rojo. Soy un triste amasijo de vísceras repartidas por el mundo. Siento como con cada bocanada de aire que doy me voy escapando lentamente, escupiendo sangre. Trocitos de vida coagulados que como lágrimas se me van cayendo. Escapándome como he hecho siempre. Huyendo de la sombra que me perseguía, ésa que era yo. Sombra agonizante de un pasado muerto del que ya no me queda nada. Y ahora tengo que recordar, ahora que lo que quiero es olvidar. Ahora que quiero cubrirme con el polvo blanco de las aguas del Leteo, tengo que llevar a cabo mi última acción: la delación. Pero si todo fuera un sueño... soñar que muero, soñar que he vivido, convertirme en el sueño de otro que sueña con mi muerte. Dejar de ser antes de dejarlo. Ya no tendría que arrepentirme, ya no tendría que delatarme. Sueño soñado por otro. Que soy si no eso, reflejo del espejo que miran los demás. ¡Ay!, sin embargo reflejo volitivo.

No hay comentarios: