domingo, 7 de enero de 2007

Ayaan hirsi alí

"Primero, mi abuela se encerró con mi hermano y le hicieron algo, no sabía qué, pero había sangre y mi hermano se quejaba, tenía la cara desencajada y la mirada aterrada. Luego me tocó a mí. El hombre tenía unas inmensas tijeras en la mano. Mi abuela y otras mujeres me sujetaban. Aquel hombre puso su mano sobre mi sexo y empezó a pellizcarlo, como mi abuela cuando ordeñaba las cabras. “¡Ahí está el kintir!”, dijo una de las mujeres que ayudaban en el rito. Entonces las tijeras descendieron entre mis piernas y el hombre cortó mis labios interiores y el clítoris. Lo oí perfectamente. Clack. Como cuando se corta en una carnicería un pedazo de carne. El dolor que se experimenta no tiene palabras, me subía por las piernas, no dejaba de aullar, me invadió entera, un dolor imposible de explicar. Pero después de que te han mutilado, después de que notas cómo la sangre te corre por las piernas, me cosieron. Aquel señor tenía una enorme aguja sin punta y con ella remató su faena. La aguja pasaba entre mis labios externos. Yo intentaba defenderme, chillaba, protestaba, la abuela no dejaba de repetirme que sólo era una vez en la vida, que a partir de ahora estaría limpia, que tenía que ser valiente. No acababa nunca la pesadilla. Hasta que aquel hombre cortó el hilo con sus dientes. No recuerdo más de mi propio dolor, pero sí del de mi hermana pequeña; sus chillidos me helaban la sangre. Haweya [quien vivirá una existencia dura y acabará muriendo tras una violación en Nairobi cuando estaba embarazada] luchó tanto, intentó zafarse de tal modo, que al hombre se le escapaba de las manos. Le cortó los muslos y las cicatrices las llevó de por vida."


"Cuando he defendido la idea de que había que cambiar la situación de las musulmanas de inmediato, la respuesta que he obtenido es la de que hay que tener paciencia. ¿Fue eso lo que dijeron a los mineros del siglo XIX cuando luchaban por los derechos de los trabajadores? Europa parece estar cegada por el llamado multiculturalismo, subyugada al imperativo de ser sensibles y respetuosos con la cultura de los inmigrantes, defendiendo a los relativistas morales. ¿Es cultura ser lapidada?"


(Entrevista completa publicada en el país 7/1/2007)

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