viernes, 20 de mayo de 2011

¡No es sólo indignación!



Inventando nuevas formas de hacer política.



Es verdad que estamos indignados e indignadas. Pero no sólo. Si sólo fuera indignación lo que nos juntó en las calles y plazas de nuestras ciudades, tal vez el movimiento tendría poco aliento. Pasado el momento del arrebato habríamos vuelto a nuestras casas. No es eso lo que está ocurriendo. Tras las manifestaciones grupos más o menos grandes han acampado en las plazas y, después de los desalojos, están volviendo una y otra vez.


Eso muestra una voluntad de hacerse oír que va más allá de la mera indignación, una voluntad que está abriendo nuevas vías para hacer política a partir de la idea de que “la política” no es sólo ni principalmente el oficio – el “negocio” – de la mal llamada clase política, sino que política es la única forma que tenemos de resolver los problemas colectivamente. La captura de la política por esas capas profesionales que han hecho de ella su ocupación exclusiva, reduciendo a su gusto la representatividad y ejerciéndola en contra de gran parte de la población, nos quita de las manos unas herramientas sin las cuales estamos abocados a la competencia salvaje entre unos/as y otros/a y a la guerra entre pobres.



La situación actual de crisis aguda ha hecho estallar ese modelo de política. Ha mostrado a las claras que los políticos actuales utilizan la legitimidad que les dan las urnas para volver a los ciudadanos cada vez más impotentes frente a las demandas y exigencias de una clase capitalista global a la que no quieren o no saben domeñar. Nadie dice que las cosas sean fáciles. Lo que decimos es que necesitamos las herramientas de la política, de una nueva política, para empezar a encontrar soluciones a la situación actual.


Los movimientos parciales que están surgiendo nos dan alguna pista. Todos ellos desde Afectados por la hipoteca, a Democracia real ya pasando por Juventud sin futuro, las Oficinas de derechos sociales, los Centros sociales, las Asambleas de parados y tantos otros muestran una enorme capacidad para oponerse a las medidas impuestas desde las administraciones públicas, para construir alternativas parciales y para intentar desbaratar las medidas de privatización y de empobrecimiento que están en marcha.


Tenemos ahí una izquierda social que no coincide con la “izquierda” política. Ésta ha sido absorbida por las élites económicas hasta el punto de que es difícil distinguir entre las recomendaciones de los grandes grupos empresariales y las decisiones de los políticos. El estrecho filtro de la democracia de partidos impide la participación. Por ello es hora de poner en marcha la imaginación y buscar nuevas formas de articulación que reinventen la comunidad política poniendo a prueba nuestra inteligencia colectiva. Las redes de Internet están en ello, ellas conforman el nuevo espacio político virtual. Necesitamos más: asambleas populares y ciudadanas, encuentros abiertos, toma de la palabra pública, instituciones que vigilen y controlen a los partidos, ... Es nuestro futuro, es nuestro momento.

Universidad Nómada

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