En el vértigo funámbulo, siempre silencioso, siguiendo fielmente las teorías de un invierno que ya no existe, escribo en esta habitación donde me inflamo y me embisto. Y las ciento tres palabras con las que me construyo y me esparzo, me equilibro y desvío, me ilumino y apago, signos extraños y que articulo como artificio en un papel pendular que, al poco de verterme, deja de ser mío.
Me arrojo al olvido de lo oral y tinto con la nómada proyección de mis manos, sólo un poco antes de escuchar un nuevo lenguaje que crece dentro de un nublo abismo, una realidad permeable como la absorbente materia de un muerto. Mi miedo así desaparece en mí y me agusana, me preña y simboliza.
Esto podría ser felicidad, creerlo así: felicidad de ausencia, dejar de ser, sufrir como mal en el otro; ser olvido, ceguera, podredumbre, imagen de nada, menos que nada, pura y densa y plástica nada, sensación en la piel del fugaz moho de quien ha olvidado el tacto. Menos que nada, en realidad, menos que correrse en la mano.
Del vértigo hablo, de sensaciones convergiendo en yemas de calambre, canciones proscritas, tú ya sabes lo que trato de decir, qué imagen modelo con lo que escribo. Mírala, qué sequedad hiriente, qué lacrimales rubios, sangre y fuego por donde mi pene hiende.
Vértigo largo y tramas de gris y fiebre bruñendo huesos de animal, doméstico hueso de animal. Tú lo sabes, lo que digo y lo que callo, del mareante país de alcohol y sexo que nos hace vulnerables: sensaciones circulares y contradictorias, océanos en el tiempo y un caer sobrio en la mirada ebria, una palabra neta en el poema opaco y un vistazo afuera pensando en el suicidio.
Amante de la derrota del vértigo, puta de la catátrofe cotidiana, una ventana abierta basta para encoger el alma hasta hacerla pulga, temblor y, después de saltar, nada.
juan manueltxo uría
3 comentarios:
Te felicito por el texto. Me he identificado con él pues útimamente siento el vértigo de que voy tirarme/caerme por la ventana,me agobio y lo pasó mal. ¿A tí te ha pasado algo parecido alguna vez?
Gracias amigo Jim. Me ha pasado muchas veces, claro. Pero estoy intentando aprender a volar; no es fácil, aunque parezca lo contrario.
En fin, gracias de corazón por tu felicitación. Y ánimo. La vida es una puta complicada.
Seguimos en contacto.
Recibe un ósculo grande, tu amigo,
Juan Manuel.
Gracias por tu respusta J.M. Los malos momentos pasan y se olvidan, los buenos se quedan para toda la vida. Echa un vistazo a este garabato que he hecho, y si te apetece paséate por nuestro club: https://periodistasmuertos.wordpress.com/2011/07/11/tic-tac/
Saludos.
J.T.
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