Breavman había envidiado siempre a los antiguos artistas que tenían grandes ideas y bien acogidas que servir. Entonces ya se podían izar los estandartes dorados y estatuir la gloria. La muerte de un dios en escarlata y hojas resplandecientes es muy diferente al colapso mortal de un borracho en un café azul, diga lo que quiera la literatura underground.
Nunca se definió a sí mismo como poeta ni calificó su obra de poesía. El hecho de que las líneas no lleguen hasta el extremo de la página no es ninguna garantía. La poesía no es una ocupación, es un veredicto. Odiaba las discusiones sobre técnicas de versificación. Un poema es algo sucio, maldito, ardiente, que tiene que agarrarse primero con las manos desnudas. En un tiempo el fuego cantaba a la Luz, la suciedad a la Humildad, la sangre al Sacrificio. Ahora los poetas son tragadores profesionales de fuego que se alquilan en cualquier carnaval. El fuego se agota fácilmente y no distingue a nadie en particular.
Leonard Cohen, de "El juego favorito"
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