viernes, 13 de abril de 2012

LOS METAFÓRICOS (fragmento)



Habitación blanca, sin mobiliario, diáfana. Entran por la izquierda los metafóricos: una, mujer, alta, tocada con un bombín ajado y largo abrigo de bombero, le cuelga un estetoscopio del cuello. El otro, de estatura mediana, botas camperas, pantalones cortos de colegial, casco de soldado prusiano y monóculo. Se llegan al centro de la habitación. Se miran, miran las paredes, dan dos o tres vueltas a la habitación, giran luego sobre sus pies y se sientan torpemente en el suelo.

Metafórica: (Gritando como una energúmena). ¡Peras y mondongos! Dos tetas me hicieron mujer, mil perros sarnosos me mordieron el culo y tú, palafranero (a Metafórico) te me insumisas, cabrón.

Metafórico: (Levantándose a cámara superlenta). Hago catacroc y no te das cuenta de mi debilidad, ¿desde cuándo te encumbras en verdugo? (Palpa sus bolsillos). Penduleo y penduleo, escudriño y manoseo, pero en mis bolsillos sólo hay uñas. ¡Ay, por mi esencia podrida! (Pausa). (Suspira). ¡Con lo que yo amé las luchas fraticidas, el asesinato destemplado y las afiladas pamplinas! ¡Viva Kant y su sistema al revés! ¿Eso es un cielo, o qué? (Señala hacia arriba).

Metafórica: (Sin mirar, cansadamente). Aquí no hay manera de saber, no, no hay. No tengo ojos porque no tengo gafas, ergo, la noria es crepuscular y gira como una peonza desembocando en este infierno. (Se hurga nerviosa e intelectualmente con un dedo en la nariz). Si por lo menos tuviera un ratoncito con el que jugar, o un rayo que me partiera en dos. Toma (le da un moco a Metafórico, que lo coge sonriente). Es todo lo bueno que hay en mí, es mi alma.

Metafórico: (Que sigue sonriendo muy imbécilmente). Qué atractiva eres cuando te elevas. En mi mente, sin embargo, hay globos rojos, verdes, incluso globos estallando (hace mímicas exageradas) ¡pum, pum!, ¿escuchas cómo revientan mis riñoncitos? ¡Requetepúm y me desinflo como un pelele! (Gime). Es triste, pero que muy triste vagar por este alba sin fin como si fuéramos dos amanecidos. (Medita). O dos borrachos. (Medita). O dos muertos. (Gime). Y cada vez toso más, no puedo evitarlo, y no hay nadie que se compadezca de mí.

 Pausa. De lejos les llega un pequeño rumor que va creciendo hasta ser lo que parece un grupo de gente.

Metafórica: ¿Hueles?

Metafórico: Sí, la peste, la humanidad.

Metafórica se levanta. Los dos ahora en pie se acercan a la pared de la derecha, ponen oreja en pared, oyen, se mueven a la izquierda, ponen oreja en pared, oyen, se acercan al proscenio, otean al frente y oyen, luego otra vez se dirigen al centro de la habitación, giran sobre sus pies, se sientan torpemente. El rumor in crescendo.

Metafórico: ¿Serán o no serán?

Metafórica: Alcahuetes de plastilina, mierda de albaricoque, temblores, ¡que los castren a todos!

Metafórico: (Indignado, se levanta). ¡Aspaventaré mis cenizas en sus mofletes, hijos de puta, me cagaré en lo más alto de la pica de Flandes y revolucionaré la literatura occidental para que les estalle en la jeta!

Metafórica: (También se levanta, corre a la izquierda, pone oreja en pared, oye). ¡No! ¡Nos equivocábamos! No es la peste sino cien chicos vírgenes, ¿no oyes las campanas de iglesia proclamando su pureza?

Metafórico: ¿Y eso es bueno? Lo intento, te lo juro, pero no te entiendo. A mí la pureza me repugna. El barro, el lodo, las zarzas puntiagudas, el rimel corrido y las vomitonas, esto es lo que me gusta.

Metafórica: (Se acerca a Metafórico, le encara). No tienes que entenderme, sólo obedecerme y limpiarme el trasero. (Se ríe estruendosamente. Metafórico le imita y también ríe, aunque sin saber por qué. Metafórica calla, mira a Metafórico, le abofetea, su monóculo sale despedido). Así aprenderás a no ser mi espejo, asqueroso. Pero ¿quién cojones te has creído?

Metafórico se duele, se agacha, busca su monóculo, se arrastra. Tras ardua búsqueda encuentra el monóculo y se lo pone. Metafórica entretanto ha empezado a auscultar las paredes con su estetoscopio.

Metafórica: Diga 33… millones de ladillas en los huevos de Dios… ummm, posiblemente sea disnea o estulticia. (Se pone firme y digna). ¡Ea, está hecho el diagnóstico!

Metafórico: (Se quita una bota y busca dentro). Lo guardé aquí…no…sí… ¡sí, aquí está! (Saca un dado. A Metafórica, mostrándole el dado). ¿Tiramos?

Metafórica: Sí, pero tiro yo primero, que la última vez lo hiciste fatal y tuvimos que quedarnos aquí una semana entera.

Metafórico le pasa el dado a Metafórica. Tira.

Metafórica: Tres… (tira otra vez) y ¡dos! Bien, tres más dos es igual a siete y para ti, mi querido inútil, la perra chica. ¡Vayámonos de aquí de una vez, hostias! Quizá estén todavía por ahí esos putos vírgenes.

Metafórico: (Señalando arriba). ¿Y el cielo? ¿Y Dios? ¿Y su divina sífilis?

Metafórica: Que le den por culo al cielo, coño, y que Dios aprenda a purgar sus penas solito como todo el mundo. ¡Vayámonos de baretas!

Metafórico: Eres una blasfema y una sediciosa, pero por eso me gustas cada vez más.

Metafórica: Y no te culpo. Soy el évola, el terrorismo sutil del siglo XXI. Si me lames mi perlita poco a poco descubrirás húmedas maravillas.

Se cogen de la mano y salen por la derecha.


Telón.

J.M.U.


No hay comentarios: