Modigliani pensaba, como se dice
popularmente, que los ojos son el reflejo del alma. Él los pintaba negros.
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Toulouse Lautrec: alcohólico, deforme
acomplejado, vivía en un prostíbulo. Pero sobre todo, un grandísimo pintor.
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Ascender tantos y tantos peldaños
para finalmente darte cuenta de que sigues tocando fondo.
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Tenía hechas cuatro carreras sin
haber llegado a ninguna meta.
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Van Gogh se cortó una oreja, la envolvió
en un trapo y se la regaló a una prostituta llamada Raquel. Obviando ahora las
circunstancias del hecho y, sobre todo, a Paul Gauguin, yo me pregunto, ¿por
qué ningún estudioso ha sido capaz de ver el romanticismo salvaje que encierra este
acto?
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Harto de tanto lorquiano idiota
que sigue representando a Lorca, frente al pelotón de fusilamiento, recitando
poemas.
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Los símbolos son celofán de
colores.
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A veces confundo mi alma con mi
asma. (La primera, con tiempo, es curable).
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La amistad es un globo hinchado y
frágil que desgraciadamente puede estallar en cualquier momento.
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Título transgénero para un libro
futuro: “Los cojones de la Aurora”.
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Las escuelas siguen imitando el
estilo cuartelario y militar.
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Me cuelgo de la F de la palabra
FUTURO como un mono desesperado. ¿No me veis allí arriba, haciendo equilibrios,
y a punto de saltar a la U?
Juan Manuel Uría.
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