viernes, 28 de octubre de 2005

Deber u omisión

Al ayudar con gusto a los amigos, lo hago por desgracia con inclinación
Y entonces me suele corroer la idea de que no soy virtuoso
Así las cosas, no queda otro remedio, has de intentar odiarlos
Y hacerlo entonces con aversión, tal como te demanda el deber
Friedrich Schiller

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Habría que saber si les estás ayudando a tus amigos o simplemente les estás puteando. Tendríamos que afinar mas, los consuelas... ¿logras consolarlos? ¿después de esa charla salen más reconfortados? Si, simplemente lo que consigues es humillarles y que se sientan pura mierda... sería conveniente medir la virtuosidad, en este caso, por la vara del imperativo categórico. Es decir, ¿es admisible convertir tu proceder en ley universal? si la humanidad entera se dedicara a destrozar la "moral" de sus amigos... no, parece que no es nada virtuoso. Sin embargo, si despues de espetarle a la cara toda verdad corrosiva que encuentres a mano, hasta deformarle la cara, consigues elevar su espíritu hasta (fíjate) convertile en una mejor persona (sea lo que sea eso), eso ya es mas complicado de determinar. Lo dejo para otra ocasión.
De todas formas, me veo incapaz de odiar por deber, me inclino por la inclinación (aunque me peguen una patada en el culo) por inclinarme.

Anónimo dijo...

Es que me temo que lo de Schiller también era un comentario jocoso. Por lo menos yo no me lo tomo en serio (asi que me de igual el sentido con que lo dijese). Vamos, lo entiendo como llevar al absurdo ese actuar por deber que proponía Kant. Llevando hasta el extremo este proceder parece que lo virtuoso sería odiar a los amigos, y aunque sea eso lo que propusiese Kant, me da la risa contraintuitiva.
Y sí, la amistad es algo muy complicado de definir, y supongo que no hay una regla objetiva para determinar qué es amistad (aunque por negación puede que se llegue a encontrar ese fundamento último.)
No me interesa encontrar las normas de la amistad, con encontrar amigos me conformo.