viernes, 18 de mayo de 2007

Capitalismo

«Sin duda hay un malentendido en todo esto... Mil quinientos o dos mil obreros trabajan sin descanso, en condiciones insalubres, para fabricar un percal de mala calidad, pasan hambre y lo único que pueden hacer es ir de vez en cuando a la taberna para olvidarse de esta pesadilla; trabajan bajo la vigilancia de un centenar de individuos que se pasan la vida poniendo multas, reprendiendo a los otros, cometiendo injusticias; sólo dos o tres personas, los llamados propietarios, se aprovechan de los beneficios, aunque no trabajan en absoluto y desdeñan el percal de mala calidad. Pero, ¿cuáles son los beneficios? ¿Cómo se aprovechan? Liálikova y su hija son desgraciadas, da pena verlas; sólo vive a su gusto Jristina Dmítrievna, una mujer madura, de pocas entendederas y con pince-nez. De donde s deduce que la única razón de que se trabaje en estos cinco bloques y se venda un percal de mala calidad en los mercados orientales es que Jristina Dmítrievna pueda comer esturión y beber madeira».
Chejov, Anton. Una visita médica

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