martes, 12 de febrero de 2008

El talión preventivo

Podemos leer, si queremos, en la web de El País:

Es un relato de unos palestinos que ven cómo las paredes de su casa resultan dañadas por unas excavaciones, y cuando se presentan en una comisaría israelí para presentar una denuncia acaban encarcelados. Optan entonces por recurrir al Tribunal Supremo. Y es peor. Varios de los demandantes también dieron con sus huesos entre rejas. Sucedió en Silwan, un barrio palestino a los pies de la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde los colonos judíos más fanáticos hacen y deshacen a su antojo con el beneplácito del estamento político y judicial.
Es probable, notablemente probable, que los israelíes serían pagados con la misma moneda si las fuerzas se equilibrasen de diferente manera. Pero, ¿y qué? Si ya es vergonzante la ley del talión que preside la ley judía, lo es mucho más la del talión preventivo que gobierna el estado de Israel. Ya les han sacado los ojos y reventado los dientes a los palestinos, por si acaso. Y siguen con el resto del cuerpo.

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